miércoles, 26 de octubre de 2011

La lucha por la silla


Los partidos políticos han iniciado sus estrategias internas para lograr la unidad de sus militantes y simpatizantes sabiendo que es fundamental para la conquista del tesoro más preciado de la política, que es, la silla presidencial. Desde “la silla maldita” como un día la calificara el caudillo del sur, Emiliano Zapata, se favorece a los aliados y se perjudica a los opuestos, práctica utilizada desde el inicio de la humanidad, o lo que es lo mismo, se aplica el viejo apotegma del ilustre Benito Juárez: “a los amigos; justicia y gracia y a los enemigos; justicia a secas”.

Para empezar, en el Partido Acción Nacional se deshojó la margarita y quedaron sólo 3 de los 10 que inicialmente se anotaron para la sucesión de Felipe Calderón. Todo indica que el sentido mediático jugó el papel más importante a considerar por el PAN, para no perder el espacio y el tiempo en los medios. Por eso, el juego de los espejos se dio al interior del partido azul con reglas preestablecidas entre la decena de candidatos, pero al final de cuentas, quedaron en el número perfecto: el 3.

¿Y por qué el 3?

Sencillo, con la finalidad de que nadie gane y que nadie pierda. Uno de los candidatos es totalmente de la línea del presidente, que es el caso de Ernesto Cordero, otro es contrario al mismo Felipe Calderón, que es Santiago Creel y la última, la señora Josefina Vázquez Mota, resulta que ni es amiga ni enemiga de Felipe, sino todo lo contrario y además, es bien vista por el ex presidente Vicente Fox, quien no ceja de lanzar avisos de que lo tomen en cuenta.

De esa forma, pronto habrá de resolverse la candidatura en el PAN con el conocimiento claro de quien desee ganar la candidatura, tendrá que contar con la anuencia del jefe de las instituciones nacionales, so pena de perder la contienda antes de empezarla. Pero lo importante es que en el PAN prevalece lo que un día dijo Felipe Calderón, eso del “pequeño priista que todos llevamos dentro” queriendo decir, que las formas y normas de un exacerbado presidencialismo autoritario, habrá de imponerse en este partido, al viejo estilo del nuevo PRI.

La contienda al interior del PRI, se da con una aparente tersura hacia fuera, pero con fuerte golpeteo hacia adentro. Simular que todo está bien y que los 2 protagonistas de la disputa por la candidatura presidencial, Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto, marcha entre nubes, en realidad pocos lo creen. El reto para los priistas es aprender del pasado y proyectarse hacia el futuro. La gran incógnita es si los priístas tendrán la madurez de construir la unidad convocando a los verdaderos actores políticos que les sumen votos o caerán en la tentación de seguir en la misma línea del viejo PRI, donde predominan y se llevan las mejores posiciones quienes detentan los capitales económicos y los jerarcas del corporativismo arcaico que ya dio de sí.

La contrariedad que se presenta con el presidente del PRI nacional, el profesor Humberto Moreira, se ha constituido en un fuerte lastre para el tricolor. Las voces del priísmo tradicional opinan que poco aporta al partido y que después de la acusación del uso de documentos apócrifos para obtener créditos del gobierno federal cuando gobernó Coahuila, debe salir de la dirigencia. Este asunto debe resolverse pronto y al parecer, quien debe tomar la decisión es precisamente quien lo puso ahí. Y todos saben que es quien puede ganar, si, sólo si, se atreve a transitar por la vía de ceder a lo que la opinión pública desea. El desafío está a la vista de todos y se espera su decisión.

En el PRD, ya sólo quedan 2 aspirantes. Por un lado, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien lleva un poco más de 5 años en campaña en franco desafió a la norma electoral y por el otro, Marcelo Ebrard, quien le apuesta al voto abierto de la ciudadanía que le pudieran favorecer para ganar la encuesta que definirá quien será el abanderado de la izquierda mexicana.

Los 2 hacen su lucha y todo indica que van a respetar el resultado de la encuesta que se hará para definir la candidatura. Muchos creen que AMLO no respetaría el acuerdo y pocos opinan que sí. Los conocedores consideran que el candidato será AMLO y que Marcelo se conformará con ser candidato al Senado y con el liderazgo de la bancada del PRD como mínimo o más si lograran la mayoría en la cámara alta.

En tanto el país se ve envuelto en una fuerte violencia y mucho desempleo, el ánimo de impulsar reformas estructurales que le den una mayor viabilidad al país, se encuentran estancadas en la cámara de diputados. El caso de no poder sacar adelante los 3 consejeros que faltan en el IFE, demuestra poca capacidad de entendimiento de la clase política y nula posibilidad de llegar a los acuerdos que tanto necesita el país.

Los ciudadanos esperan que los candidatos asuman el compromiso de sacar adelante el país y también quien gane se olvide de su partido y gobierne para todos. La lección que deja la alternancia del PRI al PAN en la silla presidencial es desalentadora y las consecuencias desastrosas.

Nadie le apuesta al caos, pero eso sucederá si los políticos no se ponen de acuerdo, sean del partido que sea.

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